UN NUEVO LEGADO DEL PAPA FRANCISCO
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Argentinos
cristianos, musulmanes y judíos regresamos de una peregrinación interreligiosa,
impulsada por la iniciativa del Instituto del Diálogo Interreligioso .
Afirmamos
el valor de la Paz. Como creyentes, escuchamos los argumentos de las partes y
propiciamos dirimir conflictos a través del diálogo.
En Medio Oriente es nuestro anhelo, en Argentina nuestra tarea. Como siempre nos insistió Bergoglio cuando caminaba entre nosotros: la Patria es un don y la Nación una tarea. La asumimos con fe, entusiasmo y esperanza; hoy renovada al regresar de este viaje, con el sello final de su impronta al encontrarlo en el Vaticano como Su Santidad, el Papa Francisco. Nos comprometimos frente a él, que sigue siendo el Bergoglio de siempre, a asumir su legado. Del diálogo interreligioso a la cultura el encuentro.
En Medio Oriente es nuestro anhelo, en Argentina nuestra tarea. Como siempre nos insistió Bergoglio cuando caminaba entre nosotros: la Patria es un don y la Nación una tarea. La asumimos con fe, entusiasmo y esperanza; hoy renovada al regresar de este viaje, con el sello final de su impronta al encontrarlo en el Vaticano como Su Santidad, el Papa Francisco. Nos comprometimos frente a él, que sigue siendo el Bergoglio de siempre, a asumir su legado. Del diálogo interreligioso a la cultura el encuentro.
Fuimos
llevando como ofrenda a Jerusalem, Ramallah, Aman y el Vaticano el testimonio
de lo que los argentinos logramos: unidad en la diversidad, en la experiencia
de la coexistencia interreligiosa.
Nos queda pendiente, en la Argentina , comprometernos en transferir este diálogo a otros ámbitos de nuestra sociedad; y así poder hacer futuro en el presente. Afirmando según su predicamento, que el verdadero poder es el servicio, que el todo es superior a la suma de las partes y que lo real de la acción trasciende las ideas.
Nos queda pendiente, en la Argentina , comprometernos en transferir este diálogo a otros ámbitos de nuestra sociedad; y así poder hacer futuro en el presente. Afirmando según su predicamento, que el verdadero poder es el servicio, que el todo es superior a la suma de las partes y que lo real de la acción trasciende las ideas.
Nos debemos
amor fraternal para restablecer la familia que somos, como hermanos, los
argentinos; cuando fundamentalmente, en lugar de querer tener razón para
dividirnos, ofrendamos el corazón para unirnos al salir al encuentro del otro;
migrando de nuestro individualismo hacia las periferias existenciales, donde en
los ojos del prójimo, nos recuperamos unos a otros en la misma dignidad de ser
humanos; siendo hermanos, hijos del mismo y único Padre.
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